Imagen cortesía de Katie L. Hoffman y Robert J. Wood Universidad de Harvard |
Por ejemplo, el físico cuántico Richard Feynman se propuso en 1959 inscribir la Enciclopedia Británica en la cabeza de un alfiler. Conseguir reducir a ese tamaño la enciclopedia, podría permitir un avance que haría que una carta o un cuadro tuviese una longitud de 32 átomos aproximadamente, un tamaño muy pequeño, pero no insustancial.
Los estudiosos de la nanotecnología, han creado herramientas que pueden trabajar a escalas incluso menores que las imaginadas por Feynman. La construcción de nanoestructuras tiene mucho de ensayo y error. Científicos del National Institute of Standards and Technology (NIST) han demostrado nuevos métodos que permiten situar átomos individuales en puntos precisos sobre la superficie de un material. Utilizando un microscopio de fuerza atómica se ha logrado desplazar un átomo de cobalto sobre una superficie de cobre. Por otro lado, científicos de IBM también han logrado este fenómeno utilizando una herramienta similar a un rápido y vibrante tenedor.
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